Desde tiempos inmemorables, los humanos hemos recurrido a los nombres y las clasificaciones como forma de ordenar (y conocer) todo a nuestro alrededor. A través de la ciencia, hemos mantenido este impulso normativo hasta la actualidad, aun cuando la gran biodiversidad del planeta que habitamos vuelve infinita la tarea de identificar a todos los seres vivos.
Las ramas de la biología que se encargan de esta titánica tarea son la taxonomía y la sistemática, y ambas resultan fundamentales y necesarias para la construcción del conocimiento sobre la biodiversidad y, por lo tanto, sobre su conservación. En el 2021, Mauricio Rivera-Correa junto a varios colaboradores revisaron y evaluaron el aporte de la producción y publicación de conocimiento científico sobre anfibios durante los últimos 20 años, particularmente en una revista especializada en taxonomía conocida como Zootaxa.
Pasando revista
Rivera-Correa y su equipo destacan que al día de hoy se encuentran descritas más de 8.300 especies de anfibios. Este grupo incluye a las salamandras, las cecilias y el grupo de los anuros, más conocidos como sapos y ranas. Pero no se dejen engañar por la simpleza a la que remite su nombre: el grupo de los anuros es el más diverso entre los anfibios.
Según los autores, durante las últimas dos décadas, el número de especies de anfibios descriptas ha aumentado considerablemente. Esto se debe principalmente a que varios grupos de investigación de muchos países, llevaron a cabo estudios en regiones poco exploradas del mundo. Además, las nuevas tecnologías de análisis permitieron explorar mejor las fuentes de evidencia. Sorprendentemente, se han descubierto 2.533 especies de ranas, 259 de salamandras y 55 de cecilias, principalmente en regiones tropicales de Sudamérica, Asia y África.
Este logro no sería posible sin la taxonomía. Para diferenciar especies de anfibios y nombrarlas, un estudio taxonómico utiliza, por ejemplo, características morfológicas de embriones y larvas o los rasgos distintivos de los cantos nupciales (emitidos por los machos para atraer a las hembras). Sobre estos aspectos se focalizan los artículos publicados en Zootaxa, los cuales han permitido sumar conocimiento a 50 de las 56 familias actuales de anfibios, así como también la descripción de 827 especies.
Del 31% del total de especies nuevas, los anuros representaron un 10%, y fueron descubiertas principalmente en países de Sudamérica, como Brasil y Perú, mientras que la mayoría de las nuevas especies de salamandras se encontraron en el hemisferio norte, zona principal de su distribución natural. El mayor aporte en estos años resultó para el grupo de las cecilias, ya que el 13,6% de la diversidad total conocida actualmente fue descripta en estos 20 años, siendo India el país con más descubrimientos.
Nombrar para proteger
Esta revisión realizada por los investigadores sobre más de mil artículos de la revista Zootaxa, resalta la importancia de continuar con exploraciones en campo para registrar la inconmensurable diversidad que es la masa madre de todos estos estudios. Además, los autores enfatizan en que hay que continuar profundizando en el conocimiento de los caracteres diagnósticos, que son justamente aquellos que permiten diferenciar especies y grupos de especies.
Hoy sabemos que solo una pequeña porción de la biodiversidad del planeta ha sido descripta y que especies de grupos megadiversos como insectos, hongos y algas se extinguen antes de que la humanidad conozca de su existencia. En efecto, la descripción de nuevas especies, así como también la divulgación de estos descubrimientos tienen su impacto en muchas ramas de la biología, pero sobre todo resulta esencial para la conservación de la biodiversidad. Esto es particularmente importante para los anfibios, por ser el grupo de vertebrados más amenazado a nivel global.
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