La disminución de las poblaciones y la extinción de especies es un fenómeno mundial. ¿Qué amenazas conducen a los anfibios a la extinción?
Los anfibios nos deslumbran con una diversidad de formas, colores y adaptaciones en cada rincón del planeta. Sin embargo, esta diversidad no solo se encuentra en estos aspectos, sino también en las amenazas que enfrentan. Lamentablemente, las poblaciones disminuyen y se extinguen a un ritmo alarmante, siendo hoy, el grupo de vertebrados más amenazado, con al menos el 41% de las especies con alguna categoría de amenaza según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. A este fenómeno de disminución de las poblaciones y extinción de especies se lo conoce como Declive Mundial de Anfibios.
Algunas amenazas son las mismas que ponen en riesgo a la biodiversidad en general, pero otras afectan particularmente a los anfibios. Ciertas características propias de estos animales los hacen especialmente vulnerables: una piel altamente permeable, la incapacidad para regular la temperatura corporal de forma independiente del ambiente (ectotermia), una limitada capacidad de dispersión y un ciclo de vida que involucra tanto medios terrestres como acuáticos.
La principal causa de la disminución de las poblaciones y extinción de anfibios son los procesos que afectan el hábitat. La alteración, fragmentación y pérdida de hábitats naturales debido al avance de la agricultura, la ganadería y el crecimiento de las ciudades modifican, desconectan o directamente eliminan los ambientes en donde viven los anfibios.
Otra amenaza importante son las enfermedades infecciosas. La más conocida y letal es la quitridiomicosis, causada por un hongo que afecta la piel e impide que cumpla funciones vitales. Ha sido asociada a la extinción de un importante número de especies, sobre todo en Centroamérica.
El cambio climático también se encuentra en la lista de peligros. Entre las consecuencias de este fenómeno, las variaciones en la temperatura global promedio así como la prolongación de las estaciones secas pueden tener grandes impactos en estos animales que dependen del entorno para regular la temperatura corporal y el comportamiento. Estos cambios pueden debilitar el sistema inmunitario y hacerlos más susceptibles a enfermedades, modificar la actividad reproductiva, o cambiar los rangos de distribución de las especies.
Pero la lista sigue: la contaminación química provocada por la agricultura (pesticidas y fertilizantes), y compuestos provenientes de desechos urbanos e industriales (metales pesados, plásticos, medicamentos) contaminan los medios terrestres y acuáticos. Estos químicos generan problemas de crecimiento, desarrollo y comportamiento, y hace a los anfibios más vulnerables a la depredación y a las enfermedades.
No nos podemos olvidar de las especies exóticas invasoras, que pueden predar adultos, larvas o huevos de los anfibios, o competir por los mismos recursos. Finalmente, la sobreexplotación de las poblaciones, ya sea para consumo humano o para el comercio de mascotas, es otro factor propuesto como amenaza para los anfibios.
Como puede verse, estas amenazas además de ser diversas, están interrelacionadas y pueden generar sinergias, es decir que, al actuar en conjunto sobre en una misma población, sus consecuencias se ven potenciadas.
El alarmante declive de los anfibios no puede ser ignorado. Más allá del valor intrínseco de las especies y su fascinante diversidad, su papel como bioindicadores nos alerta sobre el deterioro ambiental que amenaza a la demás biodiversidad, incluyendo la especie humana. Esto debe invitarnos a reflexionar sobre nuestra relación con la naturaleza y tomar acciones que mitiguen el impacto de nuestras actividades sobre ella.
Ph Portada: Sebastián Preisz
Comments